Una hermosa historia de un amigo que se ganó el respeto y el amor de todos , Jack este reconocimiento es para ti
El pequeño White Poodle de apenas unas semanas de nacido, fue dejado en el albergue una fría mañana. Su tamaño diminuto, unas orejas alargadas del color café́ con leche, su pelaje blanco como la nieve lo hacían destacar entre los otros perros, su mirada tierna pero un poco triste, decía mucho de que estaba hecho. A pesar de su corta edad, parecía estar lleno de energía y ganas de vivir. Fue allí́ donde la señora Syntia y su hija Monserrate lo encontraron.
Syntia, una mujer amable, buscaba un compañero de travesuras para su única hija, Monserrate, quien había estado deseando un amigo con quien compartir sus días. Al entrar al albergue, Monserrate se detuvo frente a frente con este tierno cachorro, quien movía la cola con entusiasmo, con sus largas orejas y esa mirada que nos hablaba en silencio con ternura y llenos de esperanza. Fue amor a primera vista. Sin dudarlo, decidieron adoptarlo y darle un hogar lleno de amor.
Desde ese día, Jack así́ lo llamaron y Monserrate se volvieron inseparables. El pequeño perrito se convirtió́ no solo en su amigo, sino también en su confidente y protector. Monserratte lo vestía con ropa que encontraba divertida; a veces como un caballero elegante, y otras veces con pequeños disfraces que incluían tutú rosado, haciéndolo parecer un bailarín de la danza de los cisnes. Jack, lejos de incomodarse, se mostraba emocionado y seguía los juegos de su pequeña dueña con entusiasmo, todo un personaje Jack le mostró a su familia todo su potencial en “locurrencias”, que lo hacían único e irrepetible.
Pero Jack no solo era un compañero de juegos. También era un vigilante celoso y protector de su hogar. Una noche, mientras la casa estaba sumida en el silencio, Jack comenzó́ a ladrar frenéticamente. Syntia, alarmada, bajó las escaleras con cuidado y descubrió́ que alguien intentaba forzar la cerradura de la puerta principal. Sin dudarlo, encendió́ las luces y llamó a la policía mientras levantaba la voz para espantar al intruso.
Cuando los agentes llegaron, el desconocido había desaparecido. Sin embargo, Jack no se detuvo. Con determinación, salió́ por la puerta entreabierta, siguiendo el rastro del delincuente. Uno de los policías decididó seguirlo, y, para sorpresa de todos, Jack guió al oficial directamente hacia el hombre que intentaba esconderse entre las sombras. Gracias al valiente perrito, el ladrón fue detenido. Esa noche, Jack no solo se ganó́ el respeto y la admiración de su familia, sino también de todos los vecinos, quienes lo proclamaron un verdadero héroe.
Los anos pasaron y Jack continuó llenando de alegría el hogar de Syntia y Monserratte. Su amor por la familia y su lealtad eran inquebrantables. A lo largo de su vida, Jack demostró́ que los actos de amor y valentía no dependen del tamaño, sino del corazón. Durante trece años, Jack fue más que una mascota; fue un miembro amado de la familia, un protector incansable y un amigo fiel.
Cuando llegó el momento de despedirse de Jack, Monserrate, ya una joven adulta, se aseguró́ de que su querido amigo supiera cuanto lo había amado. Su legado quedó grabado no solo en el corazón de su familia, sino también en el recuerdo de todos aquellos que alguna vez escucharon la historia del valiente White Poodle que con su amor y lealtad marcó la vida de quienes lo conocieron.
(Historia adaptada al Albergue, este es un caso de la vida Real, un tributo, un reconocimiento a su hermoso hijo perruno, Gracias Syntia por tu hermosa historia)
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